Un malware es todo programa o código malicioso que ataca un dispositivo electrónico, desde ordenadores a móviles o tabletas, con el objetivo de dañar su sistema, provocar un mal funcionamiento del mismo o robar la información alojada en él. Puede venir oculto en:
Archivos adjuntos en correos electrónicos fraudulentos.
Enlaces en SMS que solicitan descargar aplicaciones o archivos.
Aplicaciones no oficiales que han sido infectadas con este software.
Publicidad maliciosa enmascarada en páginas web ilegítimas.
Actualizaciones de software solicitadas para ver ciertos contenidos en páginas web.
En caso de que el dispositivo electrónico se vea infectado con un malware, pueden detectarse ciertas anomalías, tales como:
El dispositivo no funciona con la fluidez habitual.
El sistema se bloquea con frecuencia.
Se reduce el espacio disponible en el disco duro.
Se instalan programas desconocidos para el usuario.
Aparecen extensiones y herramientas en el navegador que no se han descargado previamente.
Cambia la página de inicio del mismo.
Se reciben mensajes de error desconocidos con asiduidad.
Deja de funcionar correctamente el antivirus.
A la hora de eliminar un troyano de un ordenador, lo primero que hay que conocer es su modus operandi. Los más importantes son:
Robo de información: son muchos los tipos de malware que tienen como objetivo conseguir información personal del usuario (contraseñas, cuentas bancarias o medios de pago) para venderla o utilizarla posteriormente, con el fin de cometer fraude o extorsión. Entre ellos se encuentran:
Troyano: se presenta como un programa útil para el usuario, por lo que habitualmente lo descarga e instala sin miedo. Una vez en el sistema, ofrece acceso remoto y no autorizado al hacker al dispositivo ya infectado.
Spyware: software espía que se instala en el equipo del usuario cuando descarga un fichero adjunto infectado o instala algún programa que contiene este software camuflado. Recopila información privada de los usuarios y la envía a terceros.
Keylogger: es una aplicación que registra las teclas que pulsa el usuario en su equipo, sin su permiso ni conocimiento, y después envía la información a terceros.
Secuestro de información (ransomware): es un tipo de malware que bloquea el acceso a la información almacenada en el equipo del usuario, cifrándola. Tras ello, los delincuentes solicitan el pago de un importe para que el usuario pueda recuperar dicha información. El miedo a perderla hace que las víctimas paguen este rescate, con resultados muy diversos, por lo que es totalmente desaconsejable ceder ante este tipo de extorsiones.
Fines publicitarios: menos peligroso, pero muy molesto, es el denominado malware publicitario o adware, un software que muestra anuncios no deseados en la pantalla del usuario, habitualmente a través de su navegador o de su cuenta de correo. También lo hace mediante ventanas emergentes o pop-ups.
¿Cómo puedes proteger tu dispositivo del malware?
Los hábitos de seguridad más importantes que debes poner en práctica para evitar la descarga y ejecución de un software malicioso en tus dispositivos son:
Mantener siempre actualizados el software y las aplicaciones de los dispositivos.
Descargar las aplicaciones exclusivamente desde los mercados oficiales: Google Play o App Store.
Utilizar herramientas para detectar páginas web infectadas como, por ejemplo, Safe Browsing de Google.
Instalar programas antivirus y antimalware y mantenerlos siempre actualizados y en funcionamiento.
No descargar archivos de páginas que no sean seguras (recuerda que las páginas web legítimas comienzan por https) ni de correos electrónicos que resulten sospechosos.
No proporcionar tu información privada ni descargar programas en páginas web a las que has accedido a través de un enlace incluido en un correo electrónico. Antes de llevar a cabo una acción, debes cerciorarte siempre de que se trata de un email legítimo.